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Mostrando entradas de 2009

Un tío bueno de los de antes

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"El general Desaix" Andrea Appiani, 1800. Hoy me he pasado la tarde husmeando tranquilamente entre las páginas de un libro de pintura decimonónica. La edición molaba y las fotos ocupaban toda la cara, motivo más que suficiente para tenerme entretenida unas cuantas horas. Mis ojos pasaban distraídos por la sección de retratos (un desfile de finos caballeros marcando paquete y sable), cuando de repente me ha saltado a la cara, sin previo aviso, el retrato del tío mas bueno que he visto en mucho tiempo. Me he quedado del revés. El general Desaix, pone en el pie de foto. Louis-Charles- Antonie Desaix, para servirla a usted. Y no sólo está bueno que revienta, con ese perfil griego que me tiene loca, sino que además fue uno de los generales más brillantes del ejército napoleónico, admirado tanto entre los franceses como entre los egipcios, de los que era gobernador (los morunos le llamaban Fellahen , el Buen Sultán. Así salen de contentos en el cuadro) Pero es que aparte de

Trucos para escapar de una pesadilla

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Os voy a dar un consejo de gratis: nunca os quedéis dormidos leyendo a Algernon Blackwood . No es sano. El maldito loco se te mete debajo de la piel y se cuela por todas las rendijas de tu cabeza hasta aterrizar en tus sueños. Recuerdo una noche de otoño en la que cometí la imprudencia de adormilarme mientras leía una de sus más célebres historias, "El Wendigo". La última frase que pude procesar antes de que los ojos se me cerraran como persianitas fue la siguiente : "Algunas pesadillas se presentan con terrible apariencia de realidad, pero a veces basta la inconsistencia de un simple, pequeño detalle para poner de manifiesto la incoherencia y falsedad de todo. En las profundidades de una mente dormida, algo permanece despierto, preparado para emitir su juicio: Todo esto no es real; cuando despiertes lo comprenderás” . No voy a ponerme a contar mi sueño, porque como todos sabemos los sueños tienen una curiosa cualidad: son fascinantes para el soñador y una auténtic

De cómo ganar algo de dinero con el Arte

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-->   Hoy ha sido mi primer día como profesora de arte: treinta y cinco señoras mirándome con educado interés mientras yo peroraba sobre lo absolutamente increíble que es el Trecento italiano. Las diapositivas no se veían tan bien como quería y una señora medio momificada se ha quedado dormida en la fila de atrás, pero quitando eso, todo en orden. Estoy además orgullosa de anunciar que sólo he perdido de hilo una vez, cuando el móvil de lo que parecía ser una respetable abuelita ha empezado a tronar la sala con la música de Dj Pitbull (“rumba…ella quiere su rumba…”). Ha sido bastante desconcertante, pero la abuela no parecía avergonzada. Así que yo tampoco.  En fin, ha resultado una forma honrada de ganar algunos euros.

A los cuidadores de la Historia

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En el Mundodisco, la Historia (con mayúsculas) es un tema que se toma muy, pero que muy en serio. Todos y cada uno de los avances y retrocesos de la raza humana están estrictamente vigilados por unos pacíficos personajes llamados Monjes de la Historia, porque está claro que si dejaran estos asuntos en nuestras manos, no tardaríamos mucho en autodestruirnos los unos a los otros con alegría. Los monjes de la Historia viven en el típico monasterio perdido en las brumas de Cori Celesti, la inmensa montaña situada justo en el Eje del Mundodisco. Allí es donde se guardan los libros de Historia: cientos de volúmenes que incluyen todos los acontecimientos que han ocurrido y ocurrirán antes de que la raza humana se extinga definitivamente. Es sencillo: todo lo que aparece en los Libros pasará, y además pasará en el mismo orden. En nuestro caso, los capítulos tendrían títulos tan sugerentes como “Glaciación”, “Egipto”, “César Augusto”, “Renacimiento”, “Peste Negra”, “Felipe II”, “Ejército Rojo

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--> "Calíope" Jose Luis Muñoz Que traicioneras son las palabras. Que enfermizamente difícil es trabajar con ellas. Que caprichosas, que volubles, que pérfidas. Son anárquicas e impredecibles, como hojas atrapadas en un remolino; confiar en ellas es una estupidez, y no hay nada que puedas hacer al respecto. Está en su naturaleza ser resbalosas como peces, sibilinas como culebras, esquivas como ciervas. “¿Tu que eres, de ciencias o de letras?”. De letras, me cago en todo. De letras, para mi suerte y mi desgracia. Con los números se puede llegar a un acuerdo: si eres capaz de seguir como un sabueso sus mareantes curvas y contra-curvas, y afilar tu mente como un cuchillo de disección, no te pondrán pegas y se dejarán manejar. Los números son gente razonable, sólo piden un poco de orden. Pero las letras…las letras se reirán de ti hasta el final. No siguen ninguna pauta, no hay fórmula alguna que valga para atraparlas. A veces revolotean, saltan, brincan, asoman

¿Y por qué un Áuryn?

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Hay mil motivos para hacerse un tatuaje. Hay quien se hace un tribal en la nuca para ser el más chulo del aparcamiento. Hay quien se planta el toro de Osborne en una teta para que asomen los cuernos por encima del sujetador (true story, lo juro). Hay quien se tatúa el anagrama de Tolkien y se cree que es una letra china que significa “bella flor”. Hay quien se dibuja el logo del Carrefour porque le parece lo más y hay quien se tatúa un enano con un hacha de dos metros. Hay gente que transmite algo con sus tatuajes y gente que le importa un pimiento lo que transmita con tal de que luzca resultón. Hay gente pa to. Yo me voy a tatuar un Áuryn. A partir de aquí, he registrado dos reacciones habituales. Bueno, en realidad tres, pero las dos primeras se manifiestan con irritante insistencia: Primera reacción : Estupefacción -¿Un lo que? -Un Áuryn...son dos serpientes entrelazadas que... -¡Uala! ¿¿Te vas a tatuar el símbolo de los malos de Conan?? (Están entrelazadas, no en

Nanas de la cebolla

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A yer me pasé toda la noche en vela por un puto ataque de tos, con la garganta tan inflamada que creía que me ahogaba. Desesperada, me puse a buscar trucos caseros en el Google, y varias respetables matronas afirmaban que si agarras una cebolla, la haces cachitos y la pones en tu mesilla de noche, la tos remitirá y tendrás felices y dulces sueños. Estaba tan desquiciada que lo hice, joder, me puse a cortar cebolla a las 4:35 de la mañana. Misteriosamente, el truco funciona: la tos remitió, siendo sustituida por fuertes arcadas y mareos producidos por la atmósfera insalubre y apestosa de mi habitación. A la mañana siguiente he agarrado la cebolla y, en un ataque de lucidez, la he tirado por la ventana sin contemplaciones : porque a veces no basta con tirar las cosas que odias a la basura, no... tienes que sentirlas VOLANDO lejos de ti. Espero que los vecinos no me vengan a pedir explicaciones por mi vandalismo gratuito, porque tendría que contarles lo de las señoras del Google,

Pro Cánibus

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Si alguien me preguntara “¿Qué prefieres, perros o gatos?”, contestaría sin dudar: “Perros. Perros gordos, grandes y peludos, llenos de babas”. Creo que es una opinión bastante minoritaria. En muchas ocasiones, declarar que eres amante de los gatos se interpreta como un signo de clase, de cierta sofisticada personalidad: son elegantes, sensuales, independientes, y parecen mucho más inteligentes de lo que en realidad son. Mientras que los perros...bueno, los perros se tiran pedos, sueltan babas y corren detrás de los palos. Si te defines como un "amante de los perros", la gente tiende a pensar que eres una persona bienintencionada, algo silvestre y (a rasgos generales) un poco lela. No se porqué, pero es así. No me malinterpreten, los felinos tienen su punto. Los gatos callejeros son como los pequeños predadores de la ciudad, y tengo la bizarra teoría de que si llegan a ser un poco más grandes, no tendrían ningún problema en darnos caza a todos. Y no sería una caza