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Mostrando las entradas etiquetadas como Mitología Clásica

Lo que sé de las nereidas

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Este escrito sin pretensiones nació, como casi siempre, a la orilla del mar. Me estaba leyendo un diccionario de mitología clásica, y a la vez, hojeaba distraída una revista sobre fauna marina. Algo se debió de fundir irremediablemente en mi cabeza, y surgió “Lo que se de las nereidas”. No vale gran cosa, pero tuvo la virtud de salir del tirón y consiguió entretener a dos críos aburridos que empezaban a dar la murga. Y eso tiene cierto mérito. nereida. (Del lat. Nerēis, -eĭdis, y este del gr. Νηρε ΐς, - ΐδος, hija de Nereo). 1. f . Mit. Cada una de las ninfas que residían en el mar.) Por todos es sabido que el viejo Mediterráneo malcría a sus nereidas. De todas las criaturas que pueblan sus aguas, ellas son las más queridas, las más mimadas, las más consentidas. Ante la presencia de una nereida hasta las corrientes traicioneras se amansan, e incluso las olas cruzadas hacen la voluntad de estas volubles y hermosas hijas del Tirreno, a las que los científicos llaman con ...

La ninfa despeinada

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Ha llegado al Museo del Prado una pequeña ninfa griega. Es risueña, tremendamente joven, y tiene un aire despreocupado que contrasta con la solemnidad de sus aburridas compañeras de viaje, un ejército de copias romanas. Las esculturas han venido desde Dresde ocultas en grandes cajas de madera, y ahora se reparten algunas de las mejores salas del Museo. A la ninfa me la presentó un desconocido, y me enamoré de ella al instante. Era como un radiante puntito de luz. Bajo su figura, la cartela identificativa era igual de seductora: Figura anónima. Autor anónimo. Original. Grecia . Eso significa que puede ser quien tú quieras que sea: una ninfa, una diosa, una virgen del séquito de Artemisia ... ¿Qué te apetece más? Una musa, una dríada o una ménade danzante. A tu libre elección.   Antes de continuar, quiero matizar una cosa que no todo el mundo sabe de la escultura clásica: y es que cuando los dioses griegos murieron, la gran mayoría de sus estatuas desaparecieron con ellos....

Algo pasa con Pandora II: Fe de erratas

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Llevo un par de tardes a vueltas con Pandora (sí, soy como un pitbull, cuando agarro un tema no lo suelto hasta que lo entiendo). He mirado en el Google. He mirado en la Wikipedia. He mirado en portales serios de mitología clásica y en páginas de esas que tienen fondos florales y gifs animados, de las que suelen llamarse “El Castillo Mágico de Amparo” o “Chakras para todos”. He mirado en foros y en un surtido de blogs variados. He mirado en todas partes… menos donde tenía que mirar: en el libro de Hesíodo, “Los Trabajos y los Días” (sg. VIII a.C, se dice pronto), donde apareció por primera vez el mito de Pandora. Si es que parezco tonta. Me he bajado “Los Trabajos y los Días” , y aaamigo mío, AHORA lo tengo más claro. Como me temía, es una historia terrible y deprimente, en la buena y vieja tradición mediterránea. Amparo y la tía de los chakras viven totalmente engañadas: cualquier parecido entre la historia original y lo que te encuentras en Internet es pura coincidencia. Aquí va...

Algo pasa con Pandora

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Seguro que si pregunto ¿Alguien conoce el mito de Pandora?, todos levantáis la mano (alguno gritará: ¡Es donde viven los Na’vis!, pero confío en serán los menos). Pandora fue la primera mujer que pisó la Tierra, creada con lo mejorcito y lo peorcito que los dioses quisieron darle: Hefestos le moldeó un cuerpo de infarto, Atenea le dio inteligencia y maña, Afrodita la convirtió en una bomba sexual , y para cerrar con broche de oro, Hermes, dios de la Mentira, le otorgó el don de ser una zorra falsa y manipuladora, mil veces más astuta que el tonto’l orto de su marido Epimeteo, el Homer Simpson de la mitología griega. No podemos negarlo, Pandora MOLA. El final de la historia también lo conocemos: los dioses, que tienen un humor de colmillo retorcido, le regalan a esta señorita dos últimos presentes: el primero, una mente curiosa e inquisitiva (made in Atenea, seguramente) Y el segundo: una cajita misteriosa. Muy misteriosa. “¿Y que contiene?” pregunta ella, “Naaada. Pero...