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Mostrando entradas de 2012

La princesa Subh: historia de una vascona en el trono de Al-ándalus

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Hoy os voy a contar la historia de una tía con veinte pares de cojones. El hecho de que lleve muerta desde la Alta Edad Media no le resta ni un ápice de cojonudez: se llamaba Subh um-Walad, nació en el año 912 d.C en tierras norteñas, y antes de adquirir tan sultánico nombre era conocida simplemente como Aurora la vascona. Mi historia (o mejor dicho, la Historia) nos cuenta cómo la chavala consiguió sentarse en el trono más alto y deslumbrante del siglo X: el trono de Al Ándalus. Cúpulas de Al Hakam II. Mihrab de la Mezquita de Córdoba (961-976 d.C) Cuentan las crónicas que el bueno de Abû al-Mustansir al-Hakam ibn `Abd ar-Rahman, (más conocido como Califa Al-Hakam II ) no era precisamente un tigre en la cama, y que ninguna mujer había sido capaz de darle un heredero varón. Lo cual no supondría mayor problema si no fuera porque Al-Hakam era Califa y Príncipe de los Creyentes desde Córdoba a Damasco… cuando tu herencia consiste en el reino altomedieval más potente, uno no pue

Los hobbits del Monte Gorbea

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Frodo Bolsón era vasco, lo afirmo categóricamente. “Si claro, y Gandalf de Burgos”, pensarán algunos escépticos lectores... pero dejad que me explique, incrédulos, y que exponga mis argumentos. Hay que leer para creer. Monte Gorbea, 11:00 a.m. Un amiga y yo, bien pertrechadas contra los rigores del mes de enero, echamos a andar por un sendero de montaña con la firme intención de hacer cima antes de que se nos trague la niebla. Las dos alegres menditzales vamos quemando etapas sin ninguna profesionalidad, parloteando de nuestras cosas y echando fotos como japonesas cuando nos parece divisar, no muy lejos, la inconfundible fachada de Bolsón Cerrado a través de las ramas de un viejo hayedo.  Bolsonetxea La puerta no es verde, ni luce la marca de Gandalf tallada en su superficie. Tampoco tiene pinta de ser un lugar cómodo, caliente ni confortable: a través de sus ventanucos puede distinguirse una oquedad goteante desde cuyas sombras te miran, con sinies