La princesa Subh: historia de una vascona en el trono de Al-ándalus
Hoy os voy a
contar la historia de una tía con veinte pares de cojones. El hecho de que
lleve muerta desde la Alta Edad Media no le resta ni un ápice de cojonudez: se llamaba
Subh um-Walad, nació en el año 912 d.C en tierras norteñas, y antes de
adquirir tan sultánico nombre era conocida simplemente como Aurora la vascona.
Mi historia (o mejor dicho, la Historia) nos cuenta cómo la chavala consiguió
sentarse en el trono más alto y deslumbrante del siglo X: el trono de Al
Ándalus.
Cuentan las crónicas
que el bueno de Abû al-Mustansir
al-Hakam ibn `Abd ar-Rahman, (más conocido como Califa Al-Hakam II)
no era precisamente un tigre en la cama, y que ninguna mujer había sido capaz
de darle un heredero varón. Lo cual no supondría mayor problema si no fuera
porque Al-Hakam era Califa y Príncipe de los Creyentes desde Córdoba a
Damasco… cuando tu herencia consiste en el reino altomedieval más potente, uno no puede ni debe bromear con las cosas de la descendencia. El
hecho de que no haya un culo legítimo listo para calentar el trono
de los Omeya significa que, de un momento a otro, los nobles pueden empezar a
revolverse y a pensar si su propio culo
no sería el más adecuado para el puesto. Un reino medieval sin heredero sólo puede tener
una banda sonora: la de las cimitarras desenvainándose, ssswisssshh. Para más inri, Al-Hakam tenía más mujeres que turbantes: blancas,
negras, tostadas, de cabelleras lisas como el agua o rizadas como el lomo de un
cabrito, uno de esos harenes que llevan aguijoneando la imaginación occidental
desde hace más de diez siglos. Bueno, pues ninguna de aquellas espléndidas hembras
fue capaz de darle un hijo, ninguna. Viendo que Al-Hakam se hacía viejo y no
había ni rastro del futuro califa-bebé, los nobles empezaron a ponerse
nerviosos y a pegarse codazos disimuladamente. Mala cosa: si algo nos ha
enseñado la Historia, es que cuando los nobles empiezan con los codacitos, se
avecinan tiempos interesantes. Y sangrientos.
Cúpulas de Al Hakam II. Mihrab de la Mezquita de Córdoba (961-976 d.C) |
"La batalla de Giaour y Hassan" (det.) Eugene Delacroix 1835 |
Pues así estaba
el patio en Córdoba cuando Aurora llego a la corte. Cómo narices llegó hasta
allí, con qué compañía, en qué condiciones, todo eso son datos perdidos en la
bruma de la Historia (lo cual significa, poéticamente, que no me apetece ponerme
a rebuscar en la biblioteca y me conformo con lo que haya en Internet). Una
podría formarse la romántica idea de una
bella a la par que agreste vasconcita, con su vestido pastoral y sus (yo que sé)
largas trenzas, recién bajada de las montañas y deslumbrada por el fasto de
Oriente. Pero no fue así: Aurora, en contra de todos los principios de la
lógica medieval, era una mujer extraordinariamente culta e ilustrada. Tan culta
y tan ilustrada que consiguió llamar la atención del viejo Al Hakam, como si la
muchacha fuera un extraño a la par que exótico producto importado.
Aurora era
lista. Sabía que Al-Hakam no estaba para que le dieran zapatilla, así
sustituyó las tradicionales armas de mujer por otras armas mucho más
interesantes: devoraba libros, escribía poesía, discutía y argumentaba,
componía y cantaba, montaba a caballo, manejaba la espada y, siguiendo la moda
de las aburridas nobles bagdadíes, se escapaba de palacio disfrazada de hombre.
Al sustituir el hiyab por el turbante y la jellaba por la aljuba, la
guapa Aurora se transformaba en el eunuco Yafar (si, como el malo de Aladdin) y así
ataviada, zascandileaba por las calles de Córdoba sin que nadie la reconociera.
Al-Hakam se partía de risa con ella. La Historia es así de peliculera a
veces.
El califa estaba subyugado, encantado, seducido por la pequeña Aurora, la cual fue rebautizada con el nombre de “Subh” (una tradución literal de su nombre cristiano). Tanto la quería, que fue la única mujer del harén a la que concedió el título más alto al que puede aspirar una concubina: Sayyida al –kubra, Gran Señora, un privilegio que nadie más compartía en la corte cordobesa. A cambio, ella le ofreció un precioso regalo: un hijo varón, heredero para tan peligrosa herencia. El califa-bebé Hixam II había llegado por fin, y los nobles no tuvieron más remedio que envainar sus cimitarras y esperar una ocasión más propicia.
La Gran Señora
había tocado techo: con su rango, inteligencia, maniobrabilidad política y
protección califal, estaba más que preparada para entrar en el peligroso juego de
las intrigas cortesanas. Y justo a tiempo: la salud de
Al-Hakam decaía, la del heredero Hixam tampoco
era para tirar cohetes, y la gente empezaba a hacer cábalas sobre el futuro de
la dinastía Omeya. La vascona tenía que mover muy bien sus piezas para conseguir
tres objetivos fundamentales: aupar a su hijo al trono, trabajar como regente y
conservar la cabeza. Difícil tarea, por Alá.
Bueno, y aquí
entra en escena el malo de la película: Al-Mansur o Almanzor, conocido entre los
moros como “El Conquistador” y entre los cristianos como “El Martillo de Alá”. Si esto fuera un producto Disney, saldría de un rincón en sombras acompañado por
alguna pérfida mascota parlante. Gracias a
dios esto no es un producto Disney sino pura Historia: así que Almanzor entra
en escena solo, y todos nos alegramos.
Almanzor era un apuesto mayordomo palatino: como es bien sabido, nunca hay que fiarse de un mayordomo, mucho menos si trabaja en palacio rodeado de peces gordos. Y si resulta que además es un tipo atractivo y encantador, no hace falta ser un maestro del Cluedo para saber cómo va a acabar la partida. Almanzor comenzó a
llenar sus bolsillos con el dinero de las arcas reales y fue acusado de
malversación. Sin embargo, siguiendo el viejo estilo mediterráneo, fue capaz de
maquillar las cuentas y salir no ya impune, sino beneficiado del proceso. Así,
Almanzor recibió una disculpa oficial y obtuvo el mando de la shurta (policía),
que se convertiría en uno de sustentáculos más poderosos. Los corruptos de hoy en
día tienen taaanto que aprender… están en pañales comparados con este artista.
Como no podía ser de otra manera, a Subh le encantaba Almanzor. Bueno, a Subh y a todas… el viejo Al Hakam solía refunfuñar al respecto: “¿Por qué hábiles manejos se atrae este muchacho a todas mis mujeres y se hace dueño de su corazón? Aunque se vean rodeadas de todo el lujo del mundo, no aprecian más regalos que los que proceden de él, ni gustan de otras cosas de las que él les trae”. Y es que Almanzor era un auténtico latin lover (o mejor dicho, un arabic lover), y Subh una poderosa hembra de bandera. Los historiadores se preguntan si éstos dos acabaron en la cama. Los historiadores a veces son un poco cortos.
Finalmente el viejo y buen califa murió. Y por vez primera en la historia de Al-Ándalus, una mujer (una bárbara vascona, para más inri) tomaba las riendas del poder califal. Representada por Almanzor, en quien la princesa se apoyó para garantizar la regencia de su hijo Hixam cuando alcanzase la mayoría de edad, Aurora se convirtió el corazón de Córdoba y según nos transmite un manuscrito anónimo árabe titulado Dikr bilad al-Andalus, “tenía el control del reino por la minoría de edad de su hijo y los visires no decidían nada sin consultarla ni hacían otra cosa que lo que les ordenaba”.
Subh dominaba el núcleo político, económico y administrativo. Almanzor, el ejército y la policía. Ella representaba el gobierno y el poder dinástico; él, la fuerza bruta y el poder militar. Ambos eran apasionados amantes, y ambos eran poderosos como una pareja de alfas que rigen la manada. Que levante la mano quién se imagine cómo va a acabar la historia…
Impuslado por su propia ambición y por los favores de la princesa, Almanzor se convirtió en visir de Córdoba, alcanzando de esta manera la cima de su maldad waltdisneyana. El camino hacia el trono de los Omeyas se despejaba ante él, empedrado por los cadáveres de muchos rivales y opositores. Lo único que se interponía entre su figura y el Califato era una persona… o mejor dicho, dos: la princesa vascona y su hijo y legítimo heredero, Hixam. Como buen malvado de manual, Almanzor los secuestró y encerró a madre e hijo en el alcázar, alrededor del cual excavó un profundo foso rodeado por cien guardias reales. Dicen las crónicas que Subh, incomunicada y enfurecida como una bestia enjaulada, le dedicaba los peores epítetos a su antiguo mayordomo y amante. Por su parte, Hixam se dedicaba a meterse el dedo en la nariz, o algo parecido. Igual no era un tipo demasiado despierto Hixamcito: yo me lo imagino como una especie de Ralph Wiggum con turbante, siempre a la sombra de su despampanante madre. Pero es una opinión totalmente subjetiva y sin fundamento histórico.
Subh peleó
como una gata panza arriba: forjó alianzas con el virrey de África, compró
apoyos y casi consiguió robar el tesoro privado de los Omeya. Pero ya estaba
sentenciada, y la rueda de la Historia es implacable en estos casos: la
estrella de Almanzor subía, y la de Subh bajaba. La voz de la antaño Gran Señora fue desvaneciéndose por las paredes del alcázar custodiado, hasta desaparecer por completo en el fragor
de la Reconquista.
Qué cojones tuviste, Aurora. Veinte pares, o quizás más.
Almanzor |
Como no podía ser de otra manera, a Subh le encantaba Almanzor. Bueno, a Subh y a todas… el viejo Al Hakam solía refunfuñar al respecto: “¿Por qué hábiles manejos se atrae este muchacho a todas mis mujeres y se hace dueño de su corazón? Aunque se vean rodeadas de todo el lujo del mundo, no aprecian más regalos que los que proceden de él, ni gustan de otras cosas de las que él les trae”. Y es que Almanzor era un auténtico latin lover (o mejor dicho, un arabic lover), y Subh una poderosa hembra de bandera. Los historiadores se preguntan si éstos dos acabaron en la cama. Los historiadores a veces son un poco cortos.
Finalmente el viejo y buen califa murió. Y por vez primera en la historia de Al-Ándalus, una mujer (una bárbara vascona, para más inri) tomaba las riendas del poder califal. Representada por Almanzor, en quien la princesa se apoyó para garantizar la regencia de su hijo Hixam cuando alcanzase la mayoría de edad, Aurora se convirtió el corazón de Córdoba y según nos transmite un manuscrito anónimo árabe titulado Dikr bilad al-Andalus, “tenía el control del reino por la minoría de edad de su hijo y los visires no decidían nada sin consultarla ni hacían otra cosa que lo que les ordenaba”.
Subh dominaba el núcleo político, económico y administrativo. Almanzor, el ejército y la policía. Ella representaba el gobierno y el poder dinástico; él, la fuerza bruta y el poder militar. Ambos eran apasionados amantes, y ambos eran poderosos como una pareja de alfas que rigen la manada. Que levante la mano quién se imagine cómo va a acabar la historia…
Impuslado por su propia ambición y por los favores de la princesa, Almanzor se convirtió en visir de Córdoba, alcanzando de esta manera la cima de su maldad waltdisneyana. El camino hacia el trono de los Omeyas se despejaba ante él, empedrado por los cadáveres de muchos rivales y opositores. Lo único que se interponía entre su figura y el Califato era una persona… o mejor dicho, dos: la princesa vascona y su hijo y legítimo heredero, Hixam. Como buen malvado de manual, Almanzor los secuestró y encerró a madre e hijo en el alcázar, alrededor del cual excavó un profundo foso rodeado por cien guardias reales. Dicen las crónicas que Subh, incomunicada y enfurecida como una bestia enjaulada, le dedicaba los peores epítetos a su antiguo mayordomo y amante. Por su parte, Hixam se dedicaba a meterse el dedo en la nariz, o algo parecido. Igual no era un tipo demasiado despierto Hixamcito: yo me lo imagino como una especie de Ralph Wiggum con turbante, siempre a la sombra de su despampanante madre. Pero es una opinión totalmente subjetiva y sin fundamento histórico.
Qué cojones tuviste, Aurora. Veinte pares, o quizás más.
Fuentes:
http://cordobapedia.wikanda.es/wiki/Subh
http://cordobapedia.wikanda.es/wiki/Almanzor
http://es.wikipedia.org/wiki/Subh
http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/personajes/4847.htm
"Los historiadores a veces son un poco cortos." XDDDDD Qué crack!
ResponderEliminarNo conocía esta historia. Recuerdo que cuando estudié la época del califato, Almanzor era el nombre propio que brillaba con luz propia; pero de la buena dama del norte no supe nada hasta ahora. Por un lado es una pena que haya protagonistas que pasen desapercibidos en los libros de texto, aunque por otra parte el descubrir estas cosas a estas alturas no deja de ser un gusto.
Y personalmente estoy encantado de que hayas conseguido ambientar una de tus historias norteñas en mi siempre acogedora Andalucía ^^
Bueno, es normal que casi nadie haya oído hablar de Subh... como diría George R.R. Martin: "In the Game of Thrones, you win or you die" XD
ResponderEliminarY muy bonita tu Andalucía! El fin de semana que viene me bajo para Fuengirola: una vez más, eventos familiares. Meteré el pie en el Mediterráneo si tengo tiempo :P
Mira qué bien! Yo he estado allí hasta ayer precisamente, también con la familia. Tienes todas las papeletas para que el tiempo acompañe si quieres hacer esa sesión de Mediterráneo ;)
ResponderEliminarDisfrútalo y ponte fina a pescaíto con mis mejores bendiciones :P
¡Qué bien me lo he pasado! Un bonito capítulo de la ya menos desconocida historia de la mujer. La comparto a los cuatro vientos (vamos, en el Facebook). ¡Besos, vascona!
ResponderEliminarVaya, esta historia me suena! Jeje. Al final te has animado a compartirla!!
ResponderEliminarEn la Historia de Al-Andalus que tengo sólo se menciona a Subh apenas de pasada, como favorita de Al-Hakam II que "supo ganarse la confianza" (ejem) de Almanzor o viceversa (más bien, viceversa) ante la minoría de edad de su hijo y heredero al trono. Ni idea tenía cuando lo leí de que era la princesa vascona de "la cajita" árabe que me contaste y menos del resto de la historia. Por cierto, en el mismo "tochaco" se menciona a otra vascona entre andalusíes, una esclava llamada Muzna madre del califa Abderrahman III. Imagino que la historia tendrá menos "chicha", pero, ala, a investigar!!! xD.
Saluten! Chapinero.
Que pasa, Chapineiro!
ResponderEliminarYa veo que te has puesto rebuscar, jodío! Pues si, dicho en fino, Subh "supo ganarse la confianza de Almanzor".... la confianza, y lo que no es al confianza también jajaja.
Es guapa la caja, verdad?
http://es.wikipedia.org/wiki/Bote_de_Zamora.
Pero creo recordar que la que yo te comenté era otra.... una menos bonita que la de Subh, pero que a mi me gusta más, por motivos evidentes XD
http://es.wikipedia.org/wiki/Arqueta_de_Leyre
En cuanto a Munza.... pues si, la tipa me suena bastante: es famosa porque le salió un moro rubio y con ojos azules, el célebre Abderraman III, que decían que era tan guapo :D La verdad esk este Abderraman tenía más de patxi que de moruno.... su madre, abuela y bisuabuela eran vasconas, asi que el milagro es que el pobre califa no haya nacido con txapela incrustada.
Por otra parte, su heredero AlHakam II también fue hijo de vascona (una tal Maryam...se ve que pegamos fuerte entre la morería). Y a su vez el propio Al Hakam II, el prota de esta entrada, se enrredó con otra vasca, la (no tan) famosa Subh.
Asi que fíjate en el pobre Abderramán III: bisabuela, abuela, madre, esposa y nuera vascas... ¡¡qué cojones, deberíamos reivindicar nuestros derechos sobre Córdoba y anexionarla como una provincia más del País Vasco!!
Un saludo, Chapimen! Y por cierto, siento mucho lo del incendio. Hijosdeputa, así cazen al culpable y le prendan fuego.
Ya ves, lo haría gustoso yo mismo. Era uno de mis rincones preferidos de la comarca y no te puedes imaginar lo que ha sido verlo todo devastado. Cerca, donde voy a coger níscalos, ya por tradición anual, es por la otra parte de Valdemaqueda (tirando para Hoyo) que hay unos pinares inabarcables (y, por suerte, intactos), pero el caso es que para llegar hay que pasar por toda la zona del incendio. Pues este otoño estoy por darme toda la "pedazo vuelta" pasando por Cebreros y Hoyo con tal de no ver el triste panorama otra vez. En fín.....que ahora a estar al tanto de lo que vaya pasando, y no olvidar.........
Eliminar.........
Con respecto al tema vasco-andalusí, está claro que a los omeyas varones les molaba que les dieran caña de la buena jaja, si no, no se explica...porque anda que buscaban en otra parte los tunos!...
De todas formas, ya Abderrahman I era de rasgos digamos "no morunos" (ojos azules, pelo rubio). Vamos, que al parecer lo de los rasgos ""ñórdicos"" de los omeyas viene de muuuy atrás. "Herensssia berebé", que diría Makinavaja...o siria, en este caso.
Y, oye, que la historia que me contaste era la de Subh!, sin duda: una princesa vascona en la corte de Al-Andalus y no sé qué de una cajita árabe xD.., me acuerdo. Lo de la Arqueta tambien me suena algo...que por cierto qué mal suena, arqueta.. xD.
Un saludo, Leyre de Kórdobea!!
O sea que todos los Omeyas eran rubiales? Pues vaya moros más poco moros jajaja! Dicen las malas lenguas que Abderraman III se teñía de negro, en plan Just for Men XD
ResponderEliminarY si, me acuerdo que te solté la chapa de Subh... y también la chapa de la cajita de Leyre. O mejor dicho, de la AR-QUE-TA de Leyre... a mi no me suena mal, oiga! Es como un arca, pero pequeñita: arquita, arqueta. Pues eso :D
Un saludo, Chapi de.... Chapineariae!!
Me encanta la manera que tienes de exponer y explicar y repartir por tos laos, asi no me importaria estudiar historia o peritoagronomo si tu me dieras clases vamos...
ResponderEliminarConocí esta historia leyendo sobre la historia de la música andaluza, fue muy buena cantora y compositora, íncreible por lo visto,pero en la versión que yo leí ella había llegado a la corte del gachó siendo esclava vendida a alto precio por sus cualidades artísticas.
ResponderEliminarMe parece divertida su manera de contar la historia con palabras poco usuales. Sinembargo, la procreacion del hijo de Al-Akham se atraso debido a que Abderrahman III evito que su hijo se desarrollara en un haren de mujeres, y le dio un haren de eunucos y efebos. Aberraman III hizo esto porque sufrio en carne propia las terribles intrigas del Haren de su abuelo el Emir Abdalla, que conllevaron a la muerte de su Padre Mohamed. Esta muerte fue ordenada por el propio padre de Mohamed, el Emir Abdalla. Aurora se vestia de hombre a solicitud de Al-Hakam, y esa fue a la unica manera en que ella logro excitarlo y darle a su hijo Hisam II. Al-Hakam no logro prpepara a su hijo para dirigir el Califato, pues murio cuando Hisam Segundo comenzaba su adolescencia. Este hecho fue el inicio del fin del Califato de Cordoba
ResponderEliminar(Aunque aparezca "Anónimo" soy la autoria del blog jejeje)
Eliminar¡Fascinante Juleus! Me encantan este tipo de aportaciones eruditas, muchísimas gracias por arrojar un poco más de luz en el asunto. Eso del harem de eunucos y efebos anti-intrigas parece sacado de "Juego de Tronos", muy impactante!XD Como bien puede notarse, yo solo soy una aficionada y agradezco mucho que le aportes solidez a la historia de mi paisana Aurora ;) Un cordial saludo!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarYo soy vasco y mi madre se llamaba Aurora.Igual es por ésta mujer. Ahora todos sabeis de donde viene el nombre de Andalucia:" Han da luzea"= "Aquello està lejos" en euskera ( y ademàs hace mucho calor).Por eso os dejamos tranquilos y nos volvimos pal norte.Un saludo.
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