La Galerna

La Galerna. Óleo. 133 x 158 cm. Museo de Bellas Artes. Bilbao. Obra de Aurelio Arteta 


Éste es el cuadro. Me topé con él mientras paseaba distraída por los pasillos del Museo de Bellas Artes de Bilbao. El lienzo, que ocupa casi una pared entera, se llama “La Galerna” (The Wind Storm para los guiris) y fue pintado en 1913 por un artista vasco poco conocido llamado Aurelio Arteta. Supongo que la gente de la meseta no estará familiarizada con el término “galerna”, pero por aquí arriba lo conocemos bien, incluso demasiado bien: se trata de un temporal súbito y cabrón, con fuertes ráfagas de viento oeste-noroeste, que suele azotar el Mar Cantábrico y sus costas. Un ejemplo ilustrativo para abrir boca: en la célebre galerna del Sábado de Gloria (1878) perdieron la vida 132 cántabros y 190 vascos del tirón. Son muy bestias las galernas: desde las ventanas de mi casa de Algorta a veces se las puede ver, rodando por la superficie del mar como siniestras naves nodrizas preñadas de malos augurios. La masa de su frente frío es tan denso que podría cortarse con un cuchillo, y cuando chocan contra el promontorio de La Galea parece que sencillamente se tragan la piedra. Galicia, Asturias, País Vasco… cualquier pueblo con tradición marinera que orille el Cantábrico estará familiarizado con la escena, que de tanto repetirse ha acabado formando parte del imaginario popular: una familia de pescadores hecho una piñita de angustia, con la mirada fija en la tormenta donde se debate un ser querido. Fuerza dramática tiene, desde luego, y atmósfera, y sentimiento. Qué más le puedes pedir a un buen cuadro.


“Hace ya casi treinta años”, escribe el inefable Pérez Reverte,” aprendí cantidad de cosas sobre los hombres, sobre el mar y sobre la vida. Una vez, en mitad de un temporal gris y asesino, estuve con Paco el Piloto en la bocana del puerto junto a un grupo de mujeres y hombres vestidos de negro, viendo cómo los pequeños y desvalidos pesqueros intentaban poco a poco, entre olas de diez metros, ganar el abrigo del rompeolas.

Los divisábamos a lo lejos, vacilantes y minúsculos, tan frágiles entre montañas de agua y rociones de espuma, avanzando a duras penas con el estertor de sus motores a poca máquina. Se había perdido uno, y cuando un pesquero se pierde no se va un hombre, sino que desaparecen juntos el hijo, el marido, el hermano y los cuñados. Por eso las mujeres enlutadas, los viejos y los críos estaban allí mirándolos venir, en silencio, intentando adivinar cuál faltaba. Entonces el Piloto, que estaba a mi lado con la colilla a un lado de la boca, las miró de reojo y, discretamente, casi con embarazo, se quitó la gorra. Por respeto.”

Me quedé un buen rato mirando el cuadro con el zumbido de las palabras de Reverte y de mis propios recuerdos en la cabeza... se está hundiendo un barco, y con él un hombre, pero en el lienzo de Arteta también se hunde algo más: un hijo para el viejo de rojo, un marido para la mujer, un padre para el bebé, un amigo para el hombre de blanco y un hermano para el muchacho. En cada una de sus caras se dibuja un drama íntimo y diferenciado: la mirada del viejo es resignada, dolorosamente consciente. Sabe lo que va a pasar, entre otras cosas porque lleva siglos pasando ininterrumpidamente: el mar se tragará a su hijo, como se ha tragado ya a otros tantos otros. Frente a la lucidez del viejo, la dolorosa incredulidad del muchacho y su gesto impotente, “esto no puede estar pasando”, tan propio de la gente joven. Pero sin duda, la mujer es en mi opinión, la más terrible de todas las figuras: el odio frío y soterrado que desprenden sus pupilas vacías es paralizante. Si existiera un puñal capaz de clavarse en las entrañas del mar y secarlo de golpe, sin duda saldría de los ojos de esa viuda reciente, de esa hembra lívida e implacable. En el bebé combaten, como es habitual, el miedo y la curiosidad. Y el hombre de blanco, un arrantzale como el que se hunde al otro lado del lienzo, aprieta los dientes y se fuma un pitillo. A ver qué otra cosa puede hacer.

Qué hijo de puta el mar cuando quiere.

Comentarios

  1. Creo que de los recuerdos más impactantes que tengo de mi infancia se encuentra una tempestad salvaje que arrancó el borde del paseo marítimo de Fuengirola de cuajo en toda su longitud y se llevó consigo media playa. A chavalitos como yo, que apenas habíamos visto al Mediterráneo mosqueado, nos dejó con la boca colgando. No puedo imaginar realmente lo que sería ver una galerna de las de verdad pero fijo que no dejaría indiferente tampoco.

    El mar es tan hijoputa como dices, cierto, pero yo al menos espero que jamás se vaya del todo de mi vida :)

    ResponderEliminar
  2. Conste que el cuadro me horroriza, pero oye, así explicado, tiene su aquel.

    ResponderEliminar
  3. Hola, he leido tu blog esporádicamente desde que encontré la entrada He aquí que veo a mi padre... Me parece un blog genial, currado y documentado, esta entrada en particular me gusta mucho, sobre todo la parte donde explicas el cuadro, creo que se me ha puesto la piel de gallina... Excelente... Espero seguir leyéndote y comentándote...

    ResponderEliminar
  4. Nos tienes abandonados :-(

    P.

    ResponderEliminar
  5. Hola!

    Si es que el Cantábrico no deja de ser parte del "Gran Mar" que llamaban los vikingos, y que empieza en el cabo de Skagen: Mar del Norte, Atlántico, Cantábrico, ... y quizás fue también una galerna lo que salvó a Wessex, antiguo reino del sur de Gran Bretaña, de uno de los mayores ataques de los daneses en el siglo IX.

    En fin...

    Un saludo!

    ResponderEliminar
  6. mi cuadro preferido! no soy un entendido en arte ni mucho menos, lo vi de pequeño en una excursion que hice al Museo de Bellas Artes y desde entonces realizo incursiones esporadicas para volverlo a ver. En real el cuadro es impresionante, representa galerna por los cuatro costados, incluso diria que el color es algo mas oscuro que el que se aprecia aqui.
    recomiendo verlo a todo aquel que se acerque por Bilbao.

    ResponderEliminar
  7. Si Anónimo, te juro que si. Esque estoy a tope de trabajo y la neurona se me ha puesto en huelga indefinida! XD En una semana o así estaré mas tranquila y subiré alguna cosilla ¡Gracias por la paciencia! :)

    ResponderEliminar
  8. Compartimos tu análisis del cuadro en nuestro Blog, en un post dedicado a José Ramón de Luzárraga y la Galerna de 1878.

    http://centrovascolasheras.blogspot.com.ar/2013/06/jose-ramon-de-luzarraga.html

    Saludos!

    ResponderEliminar

  9. Muchas gracias Zazpirak Bat, me hace mucha ilusión haber formado parte de vuestro trabajo. Tengo unos cuantos artículos más relativos a la mitología vasca, por si alguna vez necesitáis material al respecto(aunque aviso que estás escritas en clave de humor ;P)

    Un saludo y seguid asi!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Dale sin miedo :)

Entradas populares de este blog

¿Y por qué un Áuryn?

Sangre y sacrificio: la verdadera historia de "La Sirenita" (Parte I)

Miguel Ángel se quiere suicidar